25/03/2015

Pude ver tus negros ojos en la oscuridad, que miraban desafiantes algo insignificante. El mundo, demasiado lleno ya, nos va echando. Reco...

Pude ver tus negros ojos en la oscuridad, que miraban desafiantes algo insignificante. El mundo, demasiado lleno ya, nos va echando. Recorremos caminos sin ningún rumbo con el propósito de llegar a lo más alto. Buscamos en lo más mínimo algo que pueda recordar nuestra existencia.

Pero yo encontré, muchas veces, aquello que rellena a toda persona, aquello que marca la existencia, aquello que no podemos tocar, ver, oler ni oír; pero que sentimos como si fuera nuestro. Sí, lo encontré, pero daba igual, porque nunca permanecía. Claramente, algo que no puedes poseer, es algo que tampoco puedes controlar, y volátil. De momento, demasiadas experiencias, que consiguen corregir errores del futuro que ocurrieron en el pasado, y me alegro de ello.

¿Dolor? Es algo diario, continuo e irreprimible, demasiado normal ahora, casi como un viejo amigo que te recuerda lo peor de ti. Primero fue azul y ahora es prácticamente negro, podría ser marrón, no es certero. Pero lo que sí sé es que son como bumerangs, que vuelven y esos coloridos dolores reaparecen para quedarse y hacerme sentir peor que nunca.

Tantos años, perdidos; tantas discusiones, para nada; y tantos buenos momentos arrugados y tirados a la papelera como el folio en sucio que ya está demasiado sucio. Así es como me siento, como un desperdicio que de tanto usarse ya no sirve, su utilidad es definida y para cada persona tengo un diferente fin. Los azules dicen que la confianza siempre ha estado ahí, y los negros no pueden decir nada puesto que su orgullo se lo impide. Los azules volvieron hace poco y los negros quieren volver pero les cuesta tanto que la que debe hacer el esfuerzo por que vuelvan soy yo.

Y eso me asusta. Quiero demasiado a ese dolor azul y a ese dolor negro, parece raro que se quiera a un dolor, pero sin tenemos en cuenta que esos dolores están representados por personas la cosa cambia. Ahora es el momento de actuar, y de escuchar a las dos partes de mí, la mente y el corazón, y hacer síntesis de todo lo que recuerdo de ellos.

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