03/03/2015

Mi móvil y mi vida tienen muchas cosas en común, y lo que más se aprecia es que están vacíos, solos, y que se tienen a si mismos reflexiva y...

Mi móvil y mi vida tienen muchas cosas en común, y lo que más se aprecia es que están vacíos, solos, y que se tienen a si mismos reflexiva y recíprocamente. Demasiadas entradas con poco tiempo entre ellas definen mi vida como un mierda, el teclado del ordenador me llama cada vez que me siento mal, lo cual indica que últimamente no estoy en mis mejores facultades, siempre que estoy bien ocurre algo, no tiene porque ser excesivamente malo pero siempre me chafa el día.

El día.
El día.
El día...
Y ese día se convierte en una semana, en un mes, en una eternidad, si analizasen el conjunto de momentos que he vivido a lo largo de estos últimos años se darían cuenta de que siempre, siempre, hay algo que estropea los buenos momentos, que aleja un poco más la felicidad de mi. Claro que hay buenos momentos, y muy buenos además, pero después de esos vienen las tormentas y huracanes.

La vida se me curva como las arrugas de la frente cuando se frunce el ceño, como las olas de un mar dulce. Y si algo pudiese cambiar mi vida a mejor...

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