08/10/2014

Abandona esa ilustre idea de que todos somos iguales, cada cual es como es, y no volver a verte está fuera de mi lista de tareas. Olvidé qu...

Abandona esa ilustre idea de que todos somos iguales, cada cual es como es, y no volver a verte está fuera de mi lista de tareas.
Olvidé que ya no somos nada y la nada en mi no se marcha, aborda mi mente hasta el momento de la despedida, que no se marcha sino que cambia de sitio.
Pasa de estar junto a mi regazo, a estar a las puertas de la cruda realidad.
Abismos se plantan frente a mi cerrándome el paso cuando te vi al otro lado del mar.
Los cristales rotos en la arena reflejan tu mirada pasiva ante la desaparición de mi alma gris, y las etiquetas que se despegan de los zapatos me dicen que no tienes precio.
Abrí puertas deseando volver a verte pero la oscuridad que salia de ellas me cegó viendo que no estabas, mi desesperada búsqueda por encontrar el camino correcto cesó cuando tus manos tocaron mi piel.
Utiliza los sentidos de los dioses, lanzando rayos y corazonadas flechas para escudriñar lo poco que queda de mi y alzar el vuelo a otro nido.
Acabaré odiándome a mi misma por todo esto, la radio pierde la trasmisión cuando paso y la vida se apaga un poco más cada vez que respiro.
Ya me queda poco en este momento, si no poco, nada.
Nuevos momentos antes del final, aunque no buenos en sentido figurado.
Se acabo el respeto mutuo, las afirmativas mentiras que salían de ti, tus tantas acusación que me dejaban seca, y tu mala sombra que me perseguía.
Disparates salen de mi boca cada vez que nuestras miradas se cruzan, momentos tensos con medidas desesperadas.
Demasiado estúpido para mi gusto sensato.
Las viejas ratas ya no te temen, y las nuevas no te tienen respeto, el silencio se apoderó de todo lo que veía.
Al final la vida acaba, y no tengo que pensar en la molesta sensación de los pájaros cantando bajo mi venta, el hedor del rocío de la mañana, en las parejas felices, en los niños jugando con su molesta pelota, en las voces de mi cabeza que me decían que hiciese esto y lo otro, ya no más incursiones de nadie, no más tú.

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