01/03/2015

Cambio mi vida para peor y el primer nuevo momento de ella acaba de empezar, siendo lo peor de mi misma mi mal se apodera de todo lo que so...

Cambio mi vida para peor y el primer nuevo momento de ella acaba de empezar, siendo lo peor de mi misma mi mal se apodera de todo lo que soy. El alma postiza ya está preparada para ocultar a la más humilde de las almas con su tristeza y amargura.
Vario la forma de ser de las cosas a mi gusto, pero sin ningún resultado sigo siendo la misma, intento parar el tiempo pero el tiempo me para a mí ahogándome con sus duras e interminables horas, minutos y segundos. Como el lobo feroz de caperucita veo ahora a todas las personas que me rodean, ya no puedo confiar en nadie pero todos saben mis problemas y con ellos mis puntos débiles, sabotear mi intrínseco circuito sería tan fácil, que cualquier persona con un poco de vista podría hacerlo con tan solo un par de palabras bien dichas en el momento preciso. Como el gran muro de Berlín caería sin más con la excepción de que el acto de destruirme no le importaría a nadie.
A las puertas de una vida feliz me quedé, pero me empujaron desde dentro llevándome a la más miserable de las tumbas, y las manos que lo hicieron fueron las que un día tanto querían tenerme. Los caminos están manchados de sangre y los perros rastrean aquello que falta de mí, eso que todos necesitamos para vivir, el corazón. La luz de los flexos brilla tanto que me ciega y no me dejan ver lo que hay ante mí, tumbada en una camilla de acero frío comienzan los forenses a hacerme la autopsia que dirá la causa de mi muerte, pero no se dan cuenta que no podrán revelar nada, ya que el amor no deja rastro físico.
Como no pudieron descubrir aquello que causó mi muerte, dijeron que se trataba de muerte natural pero no fue así, no sé si alguien puede llegar a morir de pena aunque yo creo que si porque así fue mi muerte. Volví a nacer, se puede decir que me reencarne en una nueva persona, una persona especial, un humano sin corazón, como en mi vida pasada robaron mi corazón en esta vida aquel que mueve los hilos del mundo decidió no darme un corazón nuevo y vivir sin él para que no volviesen a robármelo, o yo dárselo a quien no lo cuidase con cariño.
Gran método aquel, pero al destino se le pasó por alto que sin él no podría amar a nadie, y de verdad pasó, nunca tuve esa sensación de amar a nadie, y tampoco a nada.



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